El desayuno. ¿Imprescindible? (parte I)

Este post lo escribí hace tiempo para mi otro blog, que puedes visitar pinchando aquí. Me parece que es un tema interesante para cualquiera, así que no veo mejor forma de empezar este otro proyecto que con el mismo artículo.

Aclaro que NO recomiendo ayunar en el embarazo, pero el ayuno intermitente puede ser una estrategia muy interesante en personas que no tienen una buena gestión de la glucosa en sangre, como las mujeres con SOP.

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Todos lo hemos escuchado millones de veces: “el desayuno es la comida más importante del día”. O “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Pero una mentira repetida mil veces no deja de ser eso, una mentira. Aunque la tengamos tan integrada que cueste imaginarse lo contrario.

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Azúcar. Energía para parar un tren.

¿Os acordáis de ese anuncio? (vídeo minuto 16:24). Nos han hecho creer que necesitamos comer nada más levantarnos para rendir, tanto física como mentalmente. Incluso nos han llegado a convencer de que el azúcar es imprescindible para ello. Y nada más lejos de la realidad. Y no, no voy a enlazar ningún estudio científico, porque no creo que sea necesario. Simplemente vamos a hablar de fisiología.

La glucosa (un azúcar) es el combustible preferido del cerebro y necesita cierta cantidad de dicha sustancia al día para funcionar (se calcula que unos 120g). En nuestro cuerpo la glucosa se almacena en forma de glucógeno en músculos e hígado principalmente. En una situación normal estos depósitos de glucógeno habrán sido llenados en la cena del día anterior. Aunque te parezca que tu actividad onírica es intensa te aseguro que no agotas tus reservas de glucógeno mientras duermes. Así que ya dispones de cierta energía para el cerebro al despertar sin necesidad de comer nada.

Además, el cuerpo tiene capacidad de generar su propia glucosa en caso de ser necesaria, por un proceso denominado gluconeogenesis, que se da principalmente en el hígado. Ya vas teniendo más claro que no te vas a quedar tonto por no desayunar, ¿verdad? Pero eso no es todo. El cerebro es capaz de utilizar otros combustibles además de la glucosa para funcionar. ¿Cómo crees que hubiéramos sobrevivido como especie si tuvieramos esta dependencia tan absoluta de una determinada sustancia? El cerebro en situaciones de ayuno o hipoglucemia puede obtener su energía a través de los cuerpos cetónicos. Los cuerpos cetónicos son unos compuestos derivados del metabolismo de las grasas. Este proceso se da en el hígado y… se ha descubierto que también en el cerebro, ¡sorpresa! Por si esto fuera poco nuestra sesera también es capaz de utilizar ácido láctico como energía mientras realizamos deporte. Recursos no le faltan…

Más. Aceptemos el hipotético caso de que tengamos que consumir esos 120g de glucosa al día. ¿Tienen que ser en forma de azúcar? ROTUNDAMENTE NO. Podemos obtener dicha cantidad por la digestión de carbohidratos complejos.

También la musculatura, incluyendo al corazón, es capaz de utilizar diferentes sustratos para obtener energía. Podemos (y de hecho es beneficioso) hacer ejercicio en ayunas. Pero este tema da para otro post.

Hasta aquí creo que queda bastante clara la no necesidad de desayunar. Pero, ¿y si tienes hambre? Pues desayuna, que tampoco digo en ningún momento que sea malo. Lo que quiero remarcar es que no es imprescindible y es un error obligarse (y obligar a los pobres niños) a desayunar sin hambre. Se puede posponer la ingesta de alimentos hasta la hora del almuerzo o incluso la comida si no se tiene hambre.

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Ainhoa.

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